miércoles, 8 de julio de 2009

Abusadores de antes.

Cuando uno era un chiquillo tuvo alguna que otra agarrada de esas en las que llegas con la ropa llena de tierra y los codos raspados.

Tuvimos alguna que otra guerrea con los de 5º B porque se querían quedar con nuestra caseta hecha de palets y cartones. Siempre acababan o con la caseta quemada o con una coneja que nunca necesitaba puntos, pero te pasabas toda la semana enseñando con orgullo.


Entre tanta violencia esteril, pero inocente, eran comunes las perrerías. Esconderle la mochila al salir de clase detrás de la cancha, o quitarle los zapatos a alguno cuando estaba en las duchas de gimnasia para colgarlas en los sitios más ocurrentes era bastante común.











Algunas perrerías parece que se mantienen todavía, y entre tanto suceso de violencia gratuita y despiadada como nos muestran los videos de los escolares colgados en youtube, pues uno piensa que tampoco eran tan malas aquellas guerreas.

Quizás porque no las grababa nadie o quizás porque tu madre te recordaba al salir que como volvieras chocado te la ibas a cargar, siempre procurabas que los daños fueran más aparatosos que realmente dañinos.





Yo me bajo aquí.

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