viernes, 29 de agosto de 2014

20 poemas de amor y una canción desesperada

Poema 18



Aquí te amo. 
En los oscuros pinos se desenreda el viento. 
Fosforece la luna sobre las aguas errantes. 
Andan días iguales persiguiéndose. 

Se desciñe la niebla en danzantes figuras. 
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso. 
A veces una vela. Altas, altas estrellas. 

O la cruz negra de un barco. 
Solo. 
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda. 
Suena, resuena el mar lejano. 
Este es un puerto. 
Aquí te amo. 

Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte. 
Te estoy amando aún entre estas frías cosas. 
A veces van mis besos en esos barcos graves, 
que corren por el mar hacia donde no llegan. 

Ya me veo olvidado como estas viejas anclas. 
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde. 
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta. 
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante. 

Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos. 
Pero la noche llega y comienza a cantarme. 
La luna hace girar su rodaje de sueño. 

Me miran con tus ojos las estrellas más grandes. 
Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.


Pablo Neruda

domingo, 24 de agosto de 2014

AUSENCIA



Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.


Jorge Luis Borges


 RIMA XXX


Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?



Gustavo Adolfo Bécquer

sábado, 23 de agosto de 2014

viernes, 22 de agosto de 2014

jueves, 21 de agosto de 2014

viernes, 15 de agosto de 2014

MI "VOZ A TI DEBIDA"

Para ti

   un holocausto de algas en la noche
   una luna en el mar
   pulsando una cuerda

      cada lágrima muda
      del violín de los días.

Y yo por ti alzando estatuas en la arena
levantando las piedras a la sombra de un beso
que tú me diste

      y arde en la bahía

que tú me diste

      y fue más que una ola,
      más que un temblor de peces
      que emergiera de pronto
      del silencio del agua.

Cuando vuelvas tus ojos
   a las orillas rotas del invierno
   y envuelvas en un sueño
   las pupilas de sol que fueron mis enigmas,

cuando al caer la noche

   el mar no se levante
   y la luna salvaje se entumezca
   en la niebla lejana de los muelles,

cuando guardes los pies

   en un cofre de hielo y no se encienda
   el último candil legítimo en el acto,

   aunque ya no te acuerdes
   de la costa escarpada
   que derramó la sangre de los héroes
   y recibió la luz de múltiples auroras

   yo te estaré esperando en la bahía
   como si fueras tú
   el próximo crepúsculo.

Aunque ya no me escuchas
cuando llora mi voz por las paredes
   y vuelvo a ser un náufrago del día
   y el único horizonte
   que dibujan las sombras

que sea mi canción

   viento en la era
   abrazo de cristal, arrullo, gozo,

que sea sustancial como un latido

   o luciérnaga leve que no pese
   que no pese en tus pies,
     
      aunque los bese


pues sólo puede ser polvo encendido.

Otro día sin ti
sosteniendo la noche
con el rostro mojado y la tristeza
desatada de súbito.

Otro día en el mar
que me negó el acoso de las olas
cuando más deseaba
naufragar en la espuma.

Otro día sin límites
en el ocaso bronco
de las gaviotas ágiles de antaño.

Otro día soñando en el hechizo
del azar de tus alas
buscando el pan del beso
acercándome vana, inútilmente
a la orilla encantada de un otoño
que escribe en cada hoja
mi soledad sin ti.

Cúanto debo a la luz,
al mar entusiasmado y a la tarde,
a la flecha temprana
que penetró el silencio
y me inundó de gozo,
cuánto te debo al fin
      -hilo por hilo-
no es un collar de cuentas infinitas
sino tu voz varada en mis raíces.



Luis Natera.

Derek Walcott: El amor después del amor



Un tiempo vendrá
en el que, con gran alegría,
te saludarás a ti mismo,
al tú que llega a tu puerta,
al que ves en tu espejo
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.

lunes, 11 de agosto de 2014